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Y aun así, en presencia de tus verdugos,
    ¿te atreverás a decir: ¡Soy un dios!?
¡Pues en manos de tus asesinos
    no serás un dios, sino un simple mortal!
10 Sufrirás a manos de extranjeros
    la muerte de los incircuncisos,
    porque yo lo he dicho.

Lo afirma el Señor omnipotente”».

11 El Señor me habló diciendo:

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